viernes, 5 de diciembre de 2008

Algún día deberemos caminar

No es sorpresa para nadie: en el fútbol venezolano nacemos en Cuidados Intensivos y rara vez salimos del hospital.

Los clubes (si se pueden llamar así) arrastran sus pies en el desahuciado piso de nuestro fútbol, halando un respirador artificial a donde vayan y llegan tan lejos como este permita. Mucho miedo da pensar en curarse, pues según lo que conocen, la vida sólo se da con este... es más, sólo él da vida.

¿Y quienes son los doctores que no buscan cura? Eso es obvio, lleva alrededor de 20 años en el caso, y paciente sigue más enfermo que nunca. Jamás ha existido un sistema de asistencia médica si sales al mundo exterior, ni incentivo para buscarlo. Parece que el negocio está en mantenerlo enfermo.

El fútbol venezolano no puede seguir dependiendo del dinero gubernamental y menos puede esperar una solución de la federación. Ni de un lado, ni de otro, ni de estos, ni de aquellos; el dinero pintado de tintes políticos nunca es bueno. No se puede seguir dependiendo de este capital, porque termina siendo ‘dinero regalado’ y jamás impulsa hacer una verdadera estructura.

¿De qué sirve alegrarse de que duramos uno, dos o tres torneos más, si sabemos que tarde o temprano volverá a suceder? ¿no es momento de curar los males?

El otro día leí unas declaraciones de jugadores del UAM donde decían sentirse en calma, puesto que se les aseguró que nada cambiaría. Esto envía escalofríos en mi espina dorsal. ¿Es positivo que sigamos como estamos?

En El Regional del Zulia, la presidenta (por ahora) del UAM, Marilene Huerta se ha dado cuenta de una realidad que se había predicho desde los inicios del equipo, y que sólo ahora la directiva comienza a entender: si no construyes para el futuro, a nivel gerencial también, el ‘mañana’ siempre será una tormenta desconocida.

Si a eso le sumamos que, indudablemente, ahora saldrán (y están saliendo) cuentas no pagadas al aire (como una que tiene una persona cercana a mi por una miseria de hace casi dos años, pero que esa ‘miseria’ aun representó trabajo, esfuerzo y talento que fue usado por la directiva pero nunca remunerado). Parece que el oxígeno que está respirando el enfermo en la máquina no es más que el mismo aire contaminado que expulsamos… y nos estamos ahogando.

Al mismo tiempo, ya nuestro enfermo está buscando un nuevo respirador artificial. En el diario La Verdad, se asegura que PDVSA y Corpozulia serán los nuevos patrocinantes que ocuparan el lugar de la Alcaldía de Maracaibo. En otras palabras, más de lo mismo. Nos compramos un tiempo de vida más, siempre artificial.

Otros verán con buenos ojos un rumor de pasillo en la capital, publicado por el Diario Líder, donde hace alusión de las intenciones de Rufo John (con manos metidas ya en el Deportivo Táchira y Trujillanos). Yo creo que esto solo no sería la solución, pues es el mismo modelo, pero dependiendo de una fuente privada que cuando no vea beneficio, quedamos igual.

Y que quede claro, el enfermo de la cama de al lado va por la misma vía. Esta nuevecito en el pabellón y se ha ganado la mirada de la gente, pero la única diferencia a fondo es la marca del respirador.

No hay que subestimar lo que está pasando. Estamos mal. A la gente que cree que todo está bien y que no hay que preocuparse le digo que aquel que no levante su voz ahora, que se trague sus frustraciones en el futuro. Casi literalmente, no tendrá vela en el entierro.

Mientras tanto yo me voy a arriesgar a invitar a mi enfermo a que mire por la ventana a la belleza del mundo que lo rodea, que se apoye en mi y en aquellos que estamos listos para arrumar un hombro. Aprenderemos a caminar, caer y levantarnos juntos. Solo así podremos vivir, en realidad.

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