Hablemos del descenso

La travesía de mil millas debe comenzar con el primer paso. Una frase trillada, pero cierta. Siempre lo más difícil es comenzar un camino, más aún cuando no sabemos que nos espera en este.

Para mi el primer paso, es analizar, exteriorizar y explicar nuestros miedos para luego ver qué es lo que queremos.

Dentro de esa lista, yo comienzo por el mayor. Yo le temía al descenso, pero ya no. Estoy en un punto donde casi lo deseo. Nos daría la oportunidad de comenzar verdaderamente de cero, de construir sin presión una estructura y de no olvidarnos jamás lo cerca que estamos a desaparecer.

Esto para mi podría ser un gran principio, porque significaría una necesaria dosis de humildad en la plantilla, en la dirigencia, en la prensa y en el público. Nos acercaría la sensación de crisis inminente que no nos permitiría quedarnos dormidos como lo hicimos cuando estuvimos en el tope.

Para esto, no sólo me baso en mi opinión. Esto además está comprobado por miles de teorías de negocios y aun más historias en el fútbol. Permítanme elaborar un ejemplo:

Tom Peters, gurú americano de los negocios, en su libro “Re-Imagina!” dice una frase que se aplicaría mucho en ese momento: nunca tienes tanto poder como cuando no tienes poder (una reseña del libro en ingles). Despojarnos de las vestiduras de una camisa de “equipo campeón” que nos impusimos nosotros mismos nos permitiría encontrar nuestra verdadera identidad sin tantos ojos pendientes y criticando cada movimiento, lejos del resultadismo.

Si a eso le sumamos dos ejemplos más, como el fenómeno que fue el descenso de San Lorenzo de Almagro, que revolucionó la historia del club y potenció su identidad; y una conversación casual con un amigo acá en Holanda, donde me dijo que el abono que compró su familia, fue cuando su club (el NAC Breda) había descendido, cuando se unió la ciudad en una locura para apoyar al club.

En ambos casos hay cosas a tener en consideración. Primero, ambos clubes han luchado por los primeros lugares en los últimos tiempos en sus ligas respectivas. Pero, al mismo tiempo, hay que dejar claro que tampoco ellos nos muestran el plan de acción a seguir ya que existen otros factores para su éxito (el NAC no está en la posición más sólida económicamente).

En Venezuela también podemos ver como clubes que hace poco se encontraban en segunda división ahora se encuentran en lo alto, como el Deportivo Italia (campeón), Zulia FC (segundo lugar) y Estudiantes de Mérida y Deportivo Anzoátegui (finalistas de Copa Venezuela).

PERO el descenso en sí no asegura el éxito. Mi invitación no es a perder partidos, sino a pensar a futuro y planificar lo que será el campeón de la Libertadores del 2012.

Yo comenzaría por decir que nuestra misión no es evitar el descenso, sino el fortalecer a los jugadores que han crecido en el Unión. Yo buscaría darle más oportunidades a jugadores jóvenes que quieren estar en la cancha, usar esa camiseta y prescindir de aquellos que sencillamente no quieren ver más allá de sus propios intereses.

Yo le daría a Gilberto Angelucci un semestre sabático, lo enviaría a hacer cursos de entrenador en el exterior y que además analice lo bueno y lo malo de su estadía en el primer equipo.

En primera división, jugaría con muchos jugadores de la plantilla actual sub-20, que se encuentra a un paso de la final de la categoría y a el entrenador de este equipo le daría su premio de vivir la primera división por un semestre.

Pase lo que pase, en Agosto, sería otra realidad.

Si descendemos, no es lo peor.
Si nos mantenemos, tampoco.
Pero si seguimos igual, perdimos.

Mi miedo no es descender. Mi miedo es desaparecer.

Hay que hacer un repaso en la gerencia del club para empezar, desde ya, a replantear el UAM en un mejor futuro, sea este con un descenso o con copa internacional en el futuro inmediato. Esto requiere salirnos del camino que hemos caminado hasta ahora y que, desde hace tiempo, sabríamos que nos llevaría a un callejón sin salida. Es momento de labrar otro camino.

Dará miedo, eso es cierto, pero lo más importante es el primer paso.